101 Historias para compartir

Yo soy María José y pronto cumpliré 16 años. Estudio el bachillerato y todavía no sé a qué me didicaré cuando sea más grande, lo que sí sé, es que no quiero tener hijos ni casarme, vengo de una familia muuuuy grande y aunque los amo mucho, a veces son un problema.
Las historias de María José
No somos iguales
Resulta que como acaba de pasar el día de la mujer, tanto en la tele como en las redes el tema de moda es la igualdad de género, hay constantes posts sobre lo maravillosas que somos o de cuánto hemos avanzado a pesar de las injusticias que hemos sufrido a lo largo de los años. Los noticieros por su parte, no paran de hablar mal de las marchas feministas y la verdad es que tantos mensajes me tienen confundida.
Por un lado, hay muchas mujeres que demuestran que somos capaces de hacer bien cualquier cosa. Lamentablemente por otro lado, hay lugares donde niñas y mujeres todavía sufren del machismo y la falta de oportunidades, y díganme, ¿a ellas en qué les ayuda que en TikTok no se cansen de decir que el día de la mujer no deben felicitarnos? O a mí, ¿de qué me sirve que en mi casa reconozcan que tengo los mismos derechos que mi hermano, sí a diferencia de él, a mí no me dejan salir sola? Y no crean que mi familia es machista, mi abuela incluso dice que mi mamá y mi papá son muy modernos, le admira que ambos salgan a trabajar las mismas horas, que se repartan equitativamente gastos y quehaceres, y que a mi hermano y a mí nos críen por igual; excepto que aunque yo soy un año mayor que él, cuando se trata de salir, a mí me siguen tratando como niña. Y sí, el motivo es la inseguridad: no andes sola en la calle te pueden asaltar, cuidado que en el transporte público te pueden tocar, no hables con extraños no sabes que intenciones traen, etc. Así es como he crecido con miedo y eso ha afectando mi autoestima.
No culpo a mi familia por tratar de protegerme. Quién no se ha enterado de alguna chava desaparecida. Todos conocemos a alguna chica que ha sufrido acoso sexual o que ha sido asaltada en el transporte público; por eso los entiendo, pero tarde o temprano tendré que valerme por mí misma. ¿No es más peligroso que a mi edad no sepa usar el metro? ¿Acaso siempre que necesite salir estarán ellos para acompañarme? En todo caso mi hermano también es vulnerable, el otro día le quitaron el teléfono por andar distraído en la calle y no por eso le han prohibido salir solo. Así que aunque en los medios digan trescientas veces que hombres y mujeres somos iguales, hay aspectos en los que todavía no lo hemos conseguido.
Yo sé que salir de noche o tomar un taxi puede ser peligroso, pero me enoja que mi familia no vea que si es temprano y es mi rumbo, bien podría yo ir a la tienda sola de vez en cuando, o si salgo antes de la escuela ¿por qué no podría regresar a casa en metro si voy con mis amigas? Y chance, si nos organizamos un buen grupo, el próximo año podríamos salir a exigir calles más seguras. ¿Tú qué piensas?
Un fin de año de fotografía
El año pasado mi abuela me pidió ayuda para sacar los adornos navideños del fondo del closet. En esas estábamos cuando de entre las cajas de esferas salió un álbum fotográfico, uno de esos álbumes antiguos con fotos decoloradas y hasta en blanco y negro. Yo nunca había visto uno y tal vez por eso me pareció súper interesante. Imagínate ver a mi abuela jovén y a mi abuelo al que no conocí.
Obvio que antes de las apps y de los teléfonos celulares no había filtros, pero lo que realmente me sorprendió fue descubrir que en el pasado se tomaban muy pocas fotos, sólo se sacaban en eventos importantes, ya sabes, bodas, fiestas de cumpleaños, viajes y así. Muchas fotografías parecían tomadas por profesionales, no como ahora que cualquiera le hace al paparazzi tomando fotos al menor pretexto. Lo que más gordo me cae de que en la actualidad se tomen tantas fotos, es que no se quedan en un álbum físico y privado, sino que van a parar a las redes sociales donde todo el mundo puede verlas y juzgarlas.
Al verme entretenida con el álbum, mi abuela me preguntó —¿y a ti por qué no te gusta que te tomen fotos?, si es tan bonito recordar al verlas. En el momento no supe que responderle, pero me quedé pensando. Creo que, como a mucha gente, me preocupa verme mal. No quiero que nadie se fije en mis imperfecciones o se burlen si salgo haciendo un gesto raro, así que por lo general me tapo la cara o huyo de las cámaras. Mi familia cree que como la mayoría de chavas lo hace, es una moda para lucir cool y misteriosa, pero la verdad todo empezó para evitar comentarios ofensivos y proteger mi privacidad. Nunca me ha gustado exponerme, solo de ver las selfies que publican mis primas más grandes y los comentarios que reciben me siento incómoda; pero al mismo tiempo, al no tomarme fotos a veces también me siento excluida y tengo miedo de arrepentirme por no guardar recuerdos de los lugares en los que he estado y los momentos especiales que he vivido.
Así que, inspirada por el viejo álbum de mi abuela desde entonces empecé a ahorrar para comprarme una cámara y me puse a investigar para sacar buenas fotos, hasta leí las historias de Lola Alvarez Bravo y otras fotógrafas. Ha pasado más de un año y por fin logré comprarla, justo a tiempo para la cena de fin de año en casa de mi abuela. Mi plan es revivir el estilo de los viejos tiempos y sólo tomar fotos en los eventos importantes. Me esmeraré con mi outfit, me maquillaré un poco y tal vez, no prometo nada, me anime a tomarme una foto con mi abuela, al cabo ella no usa redes sociales, creo que hasta podríamos empezar un álbum nuevo.
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