101 Historias para compartir
Yo soy Regina, voy en segundo semestre de la prepa, me encanta la escuela y todo lo que tenga que ver con ella, aunque a veces me estreso demasiado. Mi sueño es llegar a ser científica para descubrir una forma de detener el calentamiento global y vivir en un mundo más saludable.
Las historias de Regina
Hoy aprendí a decir que NO
Son las 9 de la noche del sábado y yo todavía no acabo el trabajo de biología. Lo peor es que me estoy cayendo bien gorda porque todo es mi culpa. No dejo de pensar que si hubiera dicho que NO, hoy hubiera tenido tiempo para estudiar inglés y no me perdería el paseo de mañana con mis primas.
No sé por qué no puedo negarme, como que me da pena; pienso que si digo que NO, mis compañeras pueden sentirse mal y yo me sentiría culpable, sobre todo porque ellas no van tan bien en la escuela, así que prefiero evitar conflictos. Además no me gustaría que se enojaran conmigo, de por si no les hace mucha gracia que yo siempre saque mejores calificaciones. Aunque, pensándolo bien, no es mi culpa que ellas no estudien lo suficiente y se distraigan con sus novios. No es justo que yo tenga que hacer su parte mientras ellas se divierten. Estoy cansada y furiosa, esto no puede volver a pasarme, me prometo que, aunque sea muy difícil, la próxima vez que me pidan que yo haga todo con el pretexto de que a mi me queda mejor diré que NO, pensaré en lo frustrada que estoy ahorita y en todo lo que me he perdido por no atreverme a decir que NO. Es más, ahora mismo les escribo al grupo para decirles que no he acabado y que mañana tengo un compromiso, que ellas tendrán que hacer lo que falta. Si dejan de hablarme estaré triste, pero se me pasará porque esas personas que fingen ser amigas solo por conveniencia no valen la pena.
ACTUALIZACIÓN RÁPIDA (antes de irme a nadar con mis primas)
Pues mis amigas no se enfadaron tanto como yo pensaba, obviamente tuve que calmarme un poco antes de escribirles y pensar un forma amable de explicarles la situación, y pues sí se sacaron de onda un poquito por decírles a última hora, pero las convencí resaltando sus puntos fuertes, como que con su buen gusto y sus dibujos el trabajo quedaría mejor; también les dije que al hacer su parte aprenderían lo necesario para el examen por lo que en el fondo les convenía.
Yo aprendí que aunque me cueste mucho, poner límites les hace bien a ellas y sobre todo me hace bien a mí. Hoy ya no me siento usada, ni manipulada, aunque todavía estoy un poco preocupada porque no sé como va a quedar su parte del trabajo y de eso depende la calificación de todas, pero pues nada es perfecto, y estoy segura de que todo se me olvidará al rato en la alberca, disfrutando con mis primas y haciendo las cosas que Sí quiero hacer.
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