101 Historias para compartir
Tengo 13 años, soy un poco despistada pero buena onda, siempre olvido los cumpleaños pero si me recuerdan a tiempo puedo preparar pasteles fantásticos. No puedo hacer una lista de todo lo que me gusta porque no acabaría nunca, pero entre mis cosas favoritas están los árboles, los insectos, los dinosaurios, la luna, las estrellas y los relojes antiguos.
Las historias de Romina
¿Cómo puedo pensar en el futuro si en el presente soy un desastre?
Hace poco, una maestra nos dejó la tarea de imaginar cómo seremos dentro de 20 años —¡Quééé!, si ni siquiera me puedo imaginar cómo seré dentro de un año, menos puedo visualizarme dentro de 20 —pensé preocupada. Y es que la verdad siempre he sido un desastre, no soy la persona más organizada que digamos, me cuesta mucho concentrarme y cambio de intereses a cada rato, así que pensar en el futuro me resulta difícil, no sólo por el déficit de atención que todo el mundo dice que tengo, también porque francamente creo que seré un fracaso como adulta; así que entregué una tarea súper random.
Unos días después, la maestra llegó sacada de onda porque la mitad del grupo no nos habíamos tomado en serio la tarea de pensar en el futuro. Nos explicó que ese simple ejercicio imaginativo podría ayudarnos a tener pensamientos más positivos y a conectarnos con nuestro yo del futuro, lo que, supuestamente, puede prepararnos para tener una mejor vida. Y pues puse manos a la obra, más por curiosidad que por los puntos extra que nos daría si repetíamos la tarea.
Lo primero que hice fue preguntarle a todas las personas adultas que me topé, si sabían, a mi edad, cómo serían de grandes. Sus respuestas me dieron pistas sobre si era cierto lo que decía la maestra: que las personas que imaginan el futuro viven mejor, pero también me comprometió a concentrarme y terminar la tarea porque medio mundo se enteró de lo que tenía que hacer.
Con mi mini investigación descubrí que, los adultos que habían hecho planes desde chicos sí tenían vidas más tranquilas y hasta placenteras, no es que no tuvieran problemas o que literal, sus sueños se hubieran cumplido totalmente, pero el simple hecho de pensar en el futuro los hizo estudiar más, no tener hijos tan jóvenes, evitar los peligros, algunos hasta empezaron a ahorrar desde chiquitos; mi mamá por ejemplo, de chica tenía miedo de enfermar joven con muchas personas en su familia, así que desde adolescente cuida su dieta, hace ejercicio y hoy sigue tan bonita y saludable como si tuviera 20 años. Otra cosa que aprendí es que no se trata de vivir ansiosa pensando en lo que pasará, si no en tener sueños realistas. No todo tiene que ser perfecto.
Al final lo que se me ocurrió fue escribirle una carta a mi yo del futuro, en ella describí toooodos mis intereses, lo que considero más importante y algunos planes para más adelante. Luego imagine que mi yo de 30 años leía la carta y me respondía; así me di cuenta que pensar en el futuro no es malo, al contrarío, está bien planificar para conseguir nuestros objetivos.
Si no pudes imaginarte dentro de 20 años, te propongo que imagines a tu yo dentro de un año ¿Qué le quieres regalar que puedas construir durante un año? Visualiza a esa persona que puedes ser al final del 2025: ¿Cómo la imaginas? Describe esa versión futura de ti, de forma realista, pero pensando siempre a tu crecimiento y tratando de ser mejor.
Todas las historias |